Salimos a media mañana. Camino de Manzaneda decidimos hacer una pausa en el camino en el pueblo de Allariz. Nos acordamos de Jóse y decidimos llamarlo por teléfono. Gracias a él pudimos conocer a fondo el pueblo, su historia y sus lugares más escondidos. El casco histórico es precioso: todas las casas están perfectamente cuidadas y no hay fachadas que den el cante. Me enseñaron la escuela en la que se rodó parte de la película "A lingua das volvoretas". Ví músicos callejeros en la calle, entré en el museo del juguete y en una antigua sastrería que ahora era una tasca de vinos (cuando sea mayor volveré para tomarme uno). La ribera del río es muy bonita y está muy bien cuidada. Comimos debajo de un sauce llorón unos filetes de pollo empanados y una tortilla de patatas. Después de comer dimos un corto paseo por la margen del río, y a Mozart no se le ocurrió otra cosa que hacer agujeros en los campos plantados de patatas, justo después de haberse metido en el río. Parecía una croqueta rebozada.
A media tarde salimos hacia Manzaneda. El viaje era bastante largo y tuvimos que hacer una pequeña pausa (llamémosle "pipipausa") en un pequeño lago que encontramos por el camino (Leboreiro). A las 6 y media llegamos a la cima de la montaña y, aunque había bastante poca nieve, nos hizo mucha ilusión pisarla. Fuimos por una ruta de senderismo entre árboles hasta que se hizo de noche. Juan me hizo una foto subido en una telesilla. Merendamos, subimos en el coche y... ¡¡¡ a roncar todo el viaje de regreso !!
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